Pasión

Pasión es un sentimiento profundo que expresa un gran amor, entrega y dedicación por algo. Cuando hablamos de una persona apasionada nos referimos a alguien que se desvive por lo que hace, que pone toda su alma en cada una de las tareas que realiza. Esta excelencia en cada acción nos permite mejorarnos, sobre todo concentrándonos al máximo en lo que hagamos. Por ello, cuando uno ama su profesión, cuando siente pasión real por ella, logra los mejores resultados.

La fotografía es un arte y cuando nos referimos al arte es completamente absurdo no hablar de pasión. Conozco muchos fotógrafos, pero la mayoría son más empresarios que artistas, porque sienten más pasión por el dinero que ganan que por su propio trabajo. Pueden ser buenas personas, no digo que engañen a nadie, mantienen a sus familias de la fotografía, pero hay una diferencia con otros fotógrafos. Me cuesta mucho aseverarlo, porque sé que puede dolor, pero es cierto.

Esta realidad es innegable, aunque a algunos les duela (desde aquí les mando un abrazo). No pretendo abrir heridas, sino sugerir cómo cambiar las cosas. Reclamar una entrega en nuestro trabajo, exigir algo que es completamente lógico pero que hemos degradado por culpa de una sociedad consumista y superficial. Todos podemos lograrlo, desde un joven fotógrafo de 16 a uno de 60 que piensa que lo digital no va con él. La edad no existe, pero para muchos es su cruz, cuando debería ser una hermoso equipaje de experiencia y sabiduría.

No olvidemos por favor que somos artistas y que los artistas ponen todo su corazón en lo que hacen. Siempre el ser humano ha buscado la perfección, pero primero ha sabido que debía alcanzarla en lo cotidiano, en lo trivial, para luego lograrla en su vida a otros niveles. Los yogis indios, los mojes budistas, los místicos sufís... todos alcanzan grandes niveles de concentración para ser excelentes en cada tarea que realizan. La concentración es el secreto de la excelencia y esta no es posible sin pasión por lo que hacemos.

Entreguémonos pues con esa pasión, con ese amor. Así querremos perfeccionar nuestra tarea, aprenderla, estudiarla, desarrollarla hasta los límites que podamos. No importa si lo hacemos mejor o peor, eso es algo circunstancial unido al tiempo, porque si tenemos esa pasión tarde o temprano llegaremos a esa excelencia, a lograr verdaderas obras de arte impregnadas de sentimiento, de perfección, de... nosotros mismos.

Un fotógrafo de boda debe dominar muchas cosas y tiene que hacerlas todas perfectas para poder desarrollar bien su trabajo. Pero sobre todo debe ser un maestro en algo indispensable, en una cualidad sin la cual es imposible saber qué fotografiar. Hablo de la sensibilidad y esta cualidad sólo se perfecciona siendo buenas personas, estando en equilibrio en nuestras vidas. Fuera estrés, organicemos mejor nuestro trabajo. Quizás menos bodas pero mejor hechas, menos dinero pero más entrega. Quizás centrándonos en una tarea, en vez de hacer mil a la vez. Cada uno tiene su método, cada uno sabe su camino. Yo sólo estoy compartiendo mi humilde y personal punto de vista. Espero les sea útil.

Por Fran Russo (imagen del mismo autor).

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