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La familia aumenta y el nivel también, somos muchos los fotógrafos Españoles que nos dedicamos a las bodas pero muy pocos los que tenemos la opción de pertenecer a Unionwep, recibimos unos 20 solicitudes semanales y desgraciadamente tenemos que descartar la mayoría por diferentes motivos, falta de calidad, originalidad, demasiado clásico, web en construcción, web de diseños pésimos... en fin, creo que muchos fotógrafos que envían la solicitud para entrar en Unionwep no se toman unos minutos en leer el apartado de requisitos y así ahorrarnos algo de tiempo muy valioso.

Sigo animando a todos los fotógrafos no admitidos por alguna de los motivos anteriores a que sigan trabajando con ilusión, a que corrijan los errores y que lo intenten después de algún tiempo de mejoras y de trabajo.

A los recién llegado les deseo mucha suerte y visitas de calidad a su web, que son bien recibidos y que ya somos un numero importante para poner en marcha el primer concurso de fotógrafos de boda de la Unionwep, vayan guardando sus mejores fotos que estamos perfilando los últimos detalles, muy pronto mas noticias.








Esta es una muestra de alguna de sus fotos, personalmente me encantan!!

Fotografiar a los invitados.

A la mayoría de parejas de novios que se decantan por contratar un trabajo fotográfico profesional para inmortalizar el día más importante de sus vidas les preocupa salir bien, que ninguno de sus familiares falte en las imágenes, y que el fotógrafo sea capaz de captar cada instante, cada detalle, la magia de la ceremonia, el antes y el después.

Pero nuestro trabajo va mucho más allá. Tenemos que intentar que no sólo los novios, sino también los padrinos y el resto de los invitados a la ceremonia que se nos ha encargado se encuentren a gusto, y coincidan en la satisfacción con nuestra labor.



Este objetivo tan simple no resulta nada sencillo. Los consejos son muchos, y las experiencias negativas al respecto, también.

Pero lo cierto es que en la fotografía de boda hay margen de maniobra para innovar, margen de maniobra para probar con unos y con otros diferentes poses, retratos, ambientes, etcétera. Los invitados a la ceremonía deben sentir que ellos también son, en parte, protagonistas del evento.

Además, en muchas ocasiones las parejas de recién casados dan mucha más importancia a la felicidad y la sonrisa de las personas que les acompañan en esa jornada que a su propio estado; la mayoría se preocupa por que sus familiares, allegados y amigos muy cercanos sean felices y disfruten ese día. Y por que quede reflejado.

Es importante que los invitados se sientan partícipes, que en las composiciones de fotografía que hagamos para la boda aparezcan en primeros planos, que el album final que entreguemos a los novios no sea sólo una retahila de imágenes simples, sosas, tópicas o descoordinadas.


Creo que los fotógrafos profesionales debemos utilizar, o mejor dicho, servirnos sin que ellos se den cuenta, de las cámaras digitales que a buen seguro muchos de los invitados llevarán al enlace, y de la presencia de éstos. La contratación de un fotógrafo de boda supone que los novios quieran imágenes especiales, distintas, más allá de las típicas poses y retratos de familia, que en su mayoría de los casos harán.

Durante una boda hay que estar preparado para todo. Esperar el momento exacto, mirar alrededor y simplemente disparar.

Nuestra cámara captará cada esencia de la ceremonia, aquel gesto de complicidad que se escapó en directo, pero también cada instante de felicidad, la cercanía de los invitados más especiales, la emoción, la amistad, el amor.

Además de contar la historia de la boda, nosotros como fotógrafos de bodas debemos utilizar todas nuestras armas para seducir con las imágenes que realizaremos y que luego se ofrecerán a los novios. En ese capítulo juegan un papel fundamental los gestos de los invitados durante la espera a la novia, la complicidad de los novios en la ceremonia con los padrinos, o en la celebración posterior que dará rienda suelta a un día muy intenso.

Algunas propuestas para que los invitados se vayan con la impresión de que han sido tan importantes como los novios para nosotros los fotógrafos son, entre otros, probar y jugar con enfoques distintos y singulares, utilizarlos como fotógrafos y también como fotografiados, experimentar con composiciones arriesgadas en las que siempre habrá un encanto especial.

Si conseguimos que los invitados de una boda a la que nos han contratado se entusiasmen, el éxito por el buen boca a boca estará asegurado.


Cómo lograr los mejores clientes y subir de nivel

El negocio de la fotografía es mucho más complejo de lo que pareciera a simple vista, pero puede ser sencillo si lo planteamos de forma diferente, si tenemos claros unos objetivos y llegamos a ellos de forma estudiada. Es lo que llamamos Marketing, o el estudio de cómo vender nuestro producto. Hablaré acerca de la fotografía de boda, que es lo que nos interesa aquí, pero es algo extensible al sector que queramos.

He tratado de ayudar a algunos compañeros que estaban pasando malos momentos o que no sabían por qué no tenían éxito, y los resultados fueron tan buenos que incluso acabaron sorprendiéndome a mí mismo. Es por ello que desde hace mucho tiempo escribo estos artículos e imparto ahora seminarios, para compartir mi experiencia y, en la medida de lo posible, ser útil a los demás. Cualquier duda no tengan problema en contactar.

En el mundo de los negocios hay leyes, pero también hay trucos basados en la experiencia y en cómo fluctúan esas leyes y a quienes les afectan. Una de las primeras leyes es que debemos creer en lo que hacemos y ser francos para transmitirle esa seguridad al cliente. Si no es así el negocio puede funcionar un tiempo, pero tarde o temprano caerá y, sobre todo, no nos dará felicidad y a la larga será negativo.

Todos sabemos de gente capaz de vender muy bien un producto malo. La sociedad está invadida por este tipo de mercado. Pero también todos sabemos que el cliente que buscamos, el que es económicamente viable, siempre busca calidad porque sabe que lo barato sale caro. Es por ello que quiero insistir en que es más fácil crear un buen producto que se venda solo que tener el arte de vender algo que sabemos no es bueno.

Fran Russo - Fotografía de boda

Enfocaré el modelo unipersonal, porque es el más satisfactorio emocionalmente y el mejor retribuido económicamente si se sabe hacer bien (incluso más que una franquicia o un modelo piramidal de empleados y con muchísimas menos complicaciones). Esto es algo complejo de explicar en un artículo y necesitaría horas y horas de exposición. Dejemos eso para los seminarios en los que se pueda profundizar y centrémonos en algunos conceptos básicos que puedan ser útiles.

Un análisis superficial del mercado nos mostrará que éste se divide entre los clientes que buscan precio y los que buscan calidad. Los primeros no nos interesan pues no son rentables (no hace falta explicar aquí que pretender comprar un Jaguar por el precio de un Seat es problemático). Los segundos se subdividen a su vez en los que saben distinguir quien puede darles esa calidad y los que “confían” en que les darán esa calidad.

En este tramo sé que algunos de vosotros pensáis que no existe esta última división, sin embargo es real y en conocerla radica parte del éxito de nuestro negocio. Debemos enfocar un producto concreto para un cliente concreto. Cuando más nos especialicemos mejor, siempre que ese cliente final tenga un alto potencial financiero. El cliente que “confía” en que le demos esa alta calidad que demanda es el que se deja llevar o aconsejar por el marketing, pero en realidad no sabe distinguir entre un producto bueno y uno superior. No es un cliente tan problemático como el que busca que le regalen las cosas, pero nos dará a veces dolores de cabeza si no confía plenamente en nosotros y no sabemos hacerle entender nuestro método de trabajo.

Este tipo de clientes se nos mezclarán con los que sí saben lo que quieren y saben diferenciar bien quien es la persona que puede darles ese producto. Y hablo de personas porque ese cliente no contrataría a una empresa, sino a un profesional, pues busca a un artista, a alguien a quien mirar a los ojos sabiendo que él en persona acudirá a su boda y que él es el responsable final de la calidad. También sabe que seremos los beneficiados directos con su pago y que eso nos motiva más que si trabajamos para alguien que ganará más que nosotros con su
reportaje.

Este cliente es una inversión segura que de por vida nos mandará a su vez clientes tan potenciales como él. Este cliente confiará plenamente en nuestra sensibilidad, creatividad y profesionalidad (algo que no puede hacer con una empresa pues hablamos de emociones personales) porque precisamente busca a una persona física con sus mismas inquietudes, que sepa contagiarse de su emoción.

Por eso recomiendo este modelo y les aseguro que es el mejor. No tengo aquí tiempo ni espacio para contarles también los beneficios emocionales que además tiene este tipo de clientes. Sólo decir que muchos acaban siendo amigos míos. Si uno se implica en la propia emoción de la pareja en su boda no pueden imaginar lo que se dispara la inspiración, la ilusión... dando lugar a una fuente de infinita creatividad.


Es ahí donde quiero llegar, para puntualizar la importancia de este modelo y cómo es el que mejor se adecua a llegar al cliente más fiel, rentable y potencial. El profesional que llega a este nivel tiene pocas bodas pero muy bien pagadas. Tiene clientes muy satisfechos que comparten con todo el mundo su exquisita y acertada elección. Este cliente hablará del profesional en otros términos que el que busca precio (que seguramente ni nos mentará). Nos venderá y es la mejor inversión publicitaria que podamos hacer. De hecho muchos profesionales sólo son conocidos por el boca a boca y ni siquiera tienen web ni la necesitan.

Como creo haber demostrado un análisis concienzudo nos facilita las cosas y nos deja claro el camino para llegar al cliente final que nos interesa. Otra cosa es cómo llegar a este mercado, quitándonos de en medio a estos primeros problemáticos y no deseables clientes. Para eso hay múltiples caminos y estrategias, pero demasiado extensas para hablarlas aquí y mejor en talleres o seminarios. Espero haberles podido ayudar. Un cordial saludo.

Por Fran Russo. Imágenes de Andrés Parro y del mismo autor.

El reto de los fotógrafos de UnionWep

Las parejas de novios que buscan a un fotógrafo para el día de su boda, buscan ante todo a alguien capaz de inmortalizar en imágenes cada instante, cada movimiento, cada gesto, cada recuerdo que produzca el que será posiblemente el día más importante de sus vidas. Resulta curioso, pero la mayoría de fotógrafos normalmente se olvidan de que deben sentir eso mismo para conseguir la comunión perfecta con sus clientes.

©DENIS CHERIN

Pero no resulta sencillo. Entre los profesionales hay opiniones variadas. Algunos de ellos creen que lo primordial es captar las cosas como suceden, disparar constantemente y hacia cualquier punto de interés, sin moderación ni premeditación.

El reto de los fotógrafos de boda modernos debe consistir en inmortalizar cada instante de la ceremonia, pero sin dejar de ser creativos.

Debemos olvidarnos en un primer momento del negocio y sus cifras, y centrarnos en la creatividad a la hora de realizar fotos de boda.

©Jon Rodriguez

Más allá del número y formato de las imágenes, del calendario que fijemos con los novios, de los costes del trabajo o del diseño del álbum de fotos final, desde UnionWep apostamos por volcar en cada fotograma, en cada enfoque, en cada disparo, todo lo que llevamos dentro, y dejar volar nuestra imaginación y creatividad para conseguir un resultado provechoso y satisfactorio tanto para los novios como para nosotros mismos.

Espontaneidad

Además, la mayoría de profesionales involucrados en este proyecto son conscientes de que la fotografía de boda en los últimos años tiene varias claves muy significativas. La primera es la espontaneidad, algo difícil de conseguir y planear, y que suele ir acompañado por la libertad a la hora de realizar nuestro trabajo.

©AB IMAGTGE

De hecho, el fotógrafo de bodas es algo más que alguien que estará presente en todo momento junto a los novios, los padrinos, en la ceremonia, en la fiesta posterior al enlace…. Es cierto que todo el mundo lo reconocerá como fotógrafo, pero él debe realizar su trabajo habiéndose ganado la confianza de los novios y todos los que participarán en la ceremonia.

Esto, además de quitar una presión importante a los protagonistas, hará que todo el mundo se sorprenda cuando revise el material fotográfico realizado, porque recordará momentos que había olvidado o simplemente no había visto aquel día tan especial para ellos, porque contará sus vivencias reforzadas por las imágenes, porque sabrá que hemos sido capaces de captar la esencia del enlace.

Es tal la importancia de hacer que los novios e invitados no se sientan obligados a estar pendientes del fotógrafo, como diferenciar entre una fotografía de boda y una de estilo.

Se debe buscar lo natural, no forzar lo artificial, la pose.

Esta teoría de anteponer la creatividad y originalidad (todos ellos sinónimos a espontaneidad), se impone en el sector. Sin embargo, a veces los novios no se fían del profesional que han contratado. Nuestro trabajo también es ese. Debemos convencerles de que no quedarán mejor las fotos si todo está bajo control y pactado; debemos hacerles ver que no estamos vendiendo un producto, sino una promesa o un sueño, y que como tales, las fotos deben fluir libremente.

Nosotros debemos ser capaces de contar una historia, la historia de una boda.

Ahí está nuestro reto.

Andrés Parro